En el segundo viaje que hicimos a Japón descubrimos (por casualidad), una pequeña joya ubicada no muy lejos de la estación de JR Kanaya, en la línea Oigawa de Shizuoka, a 1 y 20 minutos en Shinkansen desde Tokio.
El primer regalo que nos hizo este pequeño enclave fue cuando bajamos del tren, salimos de la estación y empezamos a subir la cuesta que, a través de múltiples plantaciones de té, conduce hasta el museo: El sagrado y elusivo Monte Fuji-San, volcán de volcanes.
Esto nos dejó sin palabras y fue uno de los momentos más especiales de este segundo viaje a Japón, sin lugar a dudas (por cierto, esta estación forma parte de un recorrido ferroviario histórico que aún utiliza locomotoras antiguas de cuando se inauguró la línea en 1927! (https://daitetsu.jp/eng).
El Tea Museum Shizouka está ubicado dentro de las mismísimas plantaciones de té de la zona, en una colina con vistas espectaculares al imponente Fuji-San.
El museo fue inaugurado en Marzo del 2018 (curiosamente unos meses antes de nuestra visita). Comprende un edificio moderno-rectilíneo, rodeado de unos jardines tradicionales que también albergan (como no podría ser de otra manera) una casa ceremonial del té o «Shoumokurou».
En la casa del té se puede disfrutar de una verdadera ceremonia del té, dentro de un edificio de gran belleza. Es una experiencia que realmente merece la pena, en un lugar muy especial.
El edificio principal del museo alberga un interesantísimo recorrido que ilustra al detalle todo el proceso de elaboración del té en Japón y otros países, mostrando fascinantes puntos interactivos que nos hablan de la planta del té y todas las variedades que surgen de ella. Con paneles, videos y textos, nos adentramos en el fascinante mundo del té y podemos observar una gran selección de máquinas empleadas a lo largo del tiempo en la producción de este producto.
Hay exposiciones temporales y también la posibilidad de fabricar nuestro propio té matcha con molinos de piedra.
El resto del edificio comprende una cafetería, tienda y un restaurante en la última planta. Nosotros decidimos quedarnos a comer y realmente mereció la pena. Nos gustó mucho la comida, toda ella acompañada por un exquisito y refrescante té frio Genmaicha-Matcha (un té clásico verde mezclado con arroz integral tostado y té matcha), de las plantaciones circundantes. ¿Lo mejor? Unas vistas cinematográficas de Fuji-San! ¿Qué más se puede pedir?